jueves, 21 de julio de 2011

INTER CAELUM ET TERRAM

tan solo escuchar ese nombre en el viento... trae a mi todos esos recuerdos... lo tatúa en todas las pieles, lo estampa en todas las paredes de la ciudad.... me hace ver tu rostro en cada uno de los que cruza mi camino... y pues a sido difícil ver que no eran tú... tenían algunos gestos pero no eran tú... no eras tú.... no eres tú... no serás tú... es tan tan complicado.. pero me gustaría escribir nuestra historia en la arena y que el mar se la llevara.. pero nuestra historia se escribió entre nosotros... entre el cielo y la tierra... en ese lugar que el viento lo eleva al cielo y el cielo no sabe si lo regresa a la tierra... ¿Será que el viento lleva noticias del cielo entre sus cantos? el viento... cruel y viejo amigo... doloroso...

...

Será la ultima vez que escriba la historia... porque la fecha se acerca... y ese día.... la terminaré...Quis vos relinquam meis in perpetuum?....



martes, 12 de julio de 2011

Habitación 214, Placebo sin fin.

Habitación 214, de un hotel perdido en el tiempo, con barandas muy apolilladas, en las cuales subía una pareja de enamorados, buscando tener un poco de calor en sus cuerpos, en una noche donde aún no había terminado.

Cuando avanzaban se daban cuenta que las escaleras crujían al igual que todas las habitaciones conjuntas, habiendo una orquesta del pecado en éxtasis, que en ese entorno se escuchaban muchas voces de agitación y lamento o porque no, conformismo a lo único bello que les deparaba la vida.


Así subían, ella apegando sus manos a la piel de su compañero nocturno, caminando sin sentir vergüenza, al igual que el, pues este se sentía muy excitado, de la manera que pudieran suceder las cosas, y la verdad que esa noche existió la luna llena.

Al abrir la puerta, se empujaron como fieras salvajes, como si quisieran morderse y que se les apagase la vida, mirándose fijamente, tomándose de las manos, frotándose lentamente, acariciándose el cuello, respirando hondo, diciéndose cosas que encendieran mas el clímax de la efervescencia que sentían; tocándose rápida y bruscamente, y al mismo tiempo, finamente para no caer en la angustia y la torpeza de sacarse la ropa.

Así, lentamente se recostaron el la cama, sedientos de placer; y ese morbo que brotaba de sus cuerpos, abriendo cada poro de su ser que advertía una cúpula en agonía y adicción.
De pronto las palabras comenzaron a ser susurros, y los susurros a gemidos, combinados del sudor y la fricción, que contorneaban sus siluetas, dejándose llevar por la noche y por las bocanadas de aire, que más y más fuertes exigían, en angustia y desesperación de un final tan agónico y desesperante.
Entre el silencio que existía, entre un certero apego de un término, o quizás una mirada que decía que aún no debía terminar.

(…)

Así pasaron la noche, con la cercanía de sus cuerpos y al mismo tiempo mirando a otro lugar, y poco a poco, como parece natural, el sueño ganaría terreno en la habitación del 214.
Pero antes que los parpados cambien a quietud, ella le recitó una de las palabras más comunes y al mismo tiempo más hermosas, para las personas que piensan que existe.

“Te amo”
El en el apego de una almohada de alquiler, escuchó ese mensaje y no dijo nada.
A lo que ella le preguntó.

- ¿Escuchaste lo que te dije? -
A lo que el aparentando un cansancio total, respondió con un “si”, esos con un suspiro acompañado, el cual revela quizás, fatiga o tal vez ese miedo, que genera la gran incomodad, de recibir una carta de tragedia, cuando su cuerpo había salido de un estado salvaje.

Que en cierto modo al terminar esa etapa, solo quería compartir su sueño con su soledad.
Pero, en ese momento para que el no pareciera un desalmado o quizás un infeliz, le pidió que se le acerque y que duerman abrazados.

Pero allí ella, no esperando esa respuesta, su lógica no estaba acompañada con lo demostrado por el, pero prefirió apegarse a el para entender, o tal vez de esa manera, apegando su cabeza, llegara a ella siguiera una pequeña idea, de lo que el sentía, para así poder comprenderlo. Así se encorvó su cuerpo desnudo y se acercó lentamente hacia su compañero de habitació

(…)

Llegó la mañana, el aún no despertaba, ella estaba sentada en la cama, mordiéndose las uñas, y mirándole como dormía tan apacible, que al mismo tiempo quería despertarlo para que le aclare, ese mal pase que había recibido en la noche.


Pues ella se sentía usada, o al mismo tiempo su cabeza le daba vueltas, pero la verdad era que había estado tanto tiempo paseando sus temores por la realidad. Que a su mente le repetía varias explicaciones.

Ella estaba maquinado muchas ideas, de las cuales, mas llegaban a su cabeza, le hacían sentir muy insegura.

Al rato el movió su cuerpo, con un respiro de vuelta a la realidad. Volviéndose hacia ella, expirando por la nariz su despertar. Y lo primero que se percató era que le estaban saliendo lágrimas.

- ¿Te pasa algo? –

- ¿pasarme algo?, ¿eso es lo primero que sabes decir?-

La respuesta de ella, le desconcertó y al mismo tiempo le puso a la defensiva.

- ¡Hey, ya comienzas con otro de tus caprichos tontos, ¿ahora que hice?-

Se notaba que la conexión que existió en la noche, solamente fue muy corporal, pues al instante ella comenzó a golpearle el pecho con sus manos.

- ¡Como que un capricho imbécil, ¿Acaso crees que soy tu puta o tu juguete? -
Las cosas se estaban tornando de otro color, así que el en un tono compasivo, se acercó a ella intentando abrazarle.

- ¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Tarado!, y supongo que no te acuerdas lo que te dije ayer –

- Hey, ¿Por qué te comportas así?, ¡yo te dije que sí, ¡Acaso no te basta! -

Ella lo miró con desprecio, y al mismo tiempo, comenzó a colocarse ese sujetador rosa.

- ¡Eres un estúpido!, ¿ósea, que a ti, te parece algo corriente, decirte que te amo, y tú que me respondas de mala gana? –

- ¡Estaba cansado, entiende, por eso te respondí así! -

- No lo sé, tu siempre buscas una explicación para todo, pero esto es algo serio, ¿Qué soy para ti?, ¡Que!, ¿tu objeto o tu mujer? -

El tomó un poco de aire, y se levantó de la cama, se colocó su bóxer y caminó hacia el baño, como si no la hubiera prestado atención.
A lo que ella, terminó de colocarse sus pantalones, y furiosa agarró sus cosas y abrió la puerta de la habitación.
Pero, ya sabemos como son de impredecibles los humanos; dio un retroceso y se volvió hacia el baño, donde él estaba orinando.

- ¡Me vas a responder aquí o se acaba todo! –

El se volteó y la miró fijamente, con un enojo directamente, de cara a cara y respondió:
- ¿Osea que ¡tú!, quieres mandar a mierda, todos estos meses que estamos, por un desquicio estúpido? –

- ¡Estúpido!, ¡Estúpido!, es el comportamiento que he estado llevando, acaso te has puesto a pensar como me siento, ¡no! supongo que lo único que pasa por tu mente cuando me llamas es para coger, ¡si!, ¡con esta tu pendeja, cuando te da la reverenda gana! -

Las cosas se habían vuelto vertiginosamente inestables, ella en un momento de desquicio, bajó su mano y le agarró fuertemente el bóxer.
- ¿Esto es lo único que piensa en tu cabeza verdad?, No, mejor, ¡creo que tu pito es lo mas sincero que tienes! -

A lo que el con un nerviosismo y alteración…

- ¡Suéltame tarada! , ¡Tu esta loca!, ¿que piensas?, ¿Qué yo no siento nada por ti?, si eso fuera cierto, ya estuviera tirando a cualquiera de tus amiguitas, ¡que así de fácil abren las piernas! -

Molesta he iracunda, comenzó a darle cachetadas, a lo que el, solo intentó detenerla con sus manos.
- ¡Eres un cínico! , ¡Eso es lo que eres! –

El la agarró con fuerza, y ella comenzó a llorar en sus hombros desconsoladamente, gritándole ¡Te odio! ¡Te odio!
De pronto el la empezó a besar, y ella correspondió con cada una de sus caricias rosándole lentamente, y creyéndole, cada uno de los cariños que recibía. A lo que el desequilibrio, tomó el matiz de la locura y la pasión. Pero ella sabia que muy en el fondo, nunca le había dicho la verdad ni mostrado interés por lo que sentía ella, solamente lo que hablaba en ese momento por él, era su cuerpo.

De una u otra forma, esto es lo que siempre sucede, esta línea de expresión, corresponde quizás al conformismo carnal, de albergar algo de calor, y que muchas veces los sentimientos no son correspondido, para ello uno solamente se deja llevar por el placebo de alguien, que es huésped de una habitación 214.